El sector forestal boliviano genera empleo directo para más de 90.000 familias y más de 180.000 de forma indirecta. La mano de obra femenina fortalece la cadena productiva desde la precisión hasta el control de calidad de exportación.

La industria forestal en Bolivia no solo representa una de las actividades productivas más sostenibles del país, sino también una fuente de empleo vital, que involucra directamente a más de 90.000 familias y beneficia de forma indirecta a otras 180.000. 

Dentro de esta cadena productiva, cada vez son más visibles las mujeres: hoy, el 40% del personal en industrias forestales urbanas es femenino.

Este dato, destacado por la Cámara Forestal de Bolivia (CFB), revela una tendencia que va más allá de la inclusión laboral: las mujeres son protagonistas en las áreas más especializadas del procesamiento maderero, como el diseño, la terminación y el control de calidad para exportación. Estas tareas son clave para asegurar el cumplimiento de estándares internacionales en productos con alto valor agregado.

Un caso representativo es el de la empresa Liguria, que opera en Bolivia desde hace más de 14 años y tiene a mujeres en más del 40% de su plantilla. Ellas lideran procesos como el dimensionado final de puertas y tableros que son elaborados con técnicas de optimización de madera, como el finger joint. Estos productos son exportados principalmente a Estados Unidos, donde cumplen certificaciones internacionales, incluso de resistencia contra huracanes.

Las exportaciones de productos de madera cerraron la gestión 2024 con un incremento del 11,3%, alcanzando un total de $us 96,4 millones, de acuerdo con los datos de balanza comercial elaborado por la CFB.

Esto significa un mayor dinamismo con respecto a la gestión 2023, cuando los envíos al exterior representaron $us 86,6 millones. En contraste, las importaciones disminuyeron en 27,4%, situándose en $us 43,9 millones.

“Las mujeres bolivianas no solo están aportando fuerza laboral; están sumando calidad, precisión y valor agregado. Son ellas quienes, en muchos casos, permiten que un producto local se transforme en un bien exportable de primer nivel”, destacó Jorge Ávila, gerente general de la CFB.

El trabajo femenino en la industria forestal no implica tareas pesadas, sino aquellas que exigen meticulosidad. La complementariedad entre funciones masculinas y femeninas ha resultado en un modelo de producción eficiente y competitivo a escala internacional.

El sector forestal representa aproximadamente el 2% del PIB nacional y más del 10% del PIB agropecuario, y es uno de los principales sectores no tradicionales de exportación. Su crecimiento sostenido depende de políticas que promuevan la inversión, la formalización laboral y la capacitación con enfoque de género.