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Por Roberto Unterladstaetter K.- Ingeniero agrónomo

La Tierra tiene ciclos naturales que se cumplen cada cierto tiempo, entre ellos están los cambios climáticos. Por ejemplo, durante el último período de glaciación el clima de nuestro planeta era mucho más frío que el actual y los glaciares ocupaban un gran porcentaje de la superficie terrestre; poco a poco sucedieron cambios que pusieron fin a la última edad de hielo que comenzó hace unos 110.000 años y culminó hace 12.000 años cuando se produjo un cambio climático que dio lugar a una serie de transformaciones muy importantes que se conocen con el nombre de Revolución del Neolítico.

El clima se volvió más cálido y se produjeron cambios en la flora y la fauna y en el incipiente desarrollo humano. Durante el período neolítico ocurrió una crisis climática; solo como ejemplo, cito las tormentas que humedecían el norte de África y Arabia que se desviaron hacia Europa, fenómeno que inició la desecación de esas zonas convirtiéndose en lo que son actualmente el desierto del Sahara y Arabia.

Durante el deshielo y calentamiento global en el Neolítico, el género humano se dispersó y al mismo tiempo fue “descubriendo” que los frutos se daban cerca de sus cavernas a partir de los desechos y semillas que antes recolectaba y que los animales que antes cazaba podían ser criados, lo que condujo al inicio de la agricultura y la ganadería y a la sedentarización del humano y con el surgimiento de los primeros poblados de casas de adobe; en la actualidad mucha gente piensa que el cambio climático significa principalmente temperaturas más cálidas, pero el aumento de la temperatura es sólo el principio del problema. Como la Tierra es un sistema en el que todo está conectado, los cambios de una zona pueden influir en los cambios de todas las demás.

Las consecuencias del cambio climático incluyen ahora entre otros eventos y calamidades a sequías intensas, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los glaciares andinos, de los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad. En general el concepto de cambio climático es cada vez más utilizado por la población incluso en las conversaciones cotidianas cuando se hace alusión a los cambios que notan en el patrón histórico de lluvias o de temperaturas.

No existe una política académica nacional explícita de apoyar proyectos de investigación sobre el cambio climático, lo cierto es que la trascendencia del tema a nivel mundial enfatiza la necesidad de realizar una gran cantidad de trabajos que aborden el problema desde diferentes disciplinas, una tarea pendiente tanto para las universidades públicas como privadas. En mayor o menor medida todos los países del mundo sufren estos cambios drásticos en sus patrones históricos de lluvia y temperaturas.

El cambio climático es uno de los temas recurrentes dentro de la temática del medioambiente global, nacional y local, varias ONG gracias a Dios y donantes desarrollan actividades de investigación sobre el tema, las causas, efectos, la variabilidad climática y la vulnerabilidad de algunas regiones. Pese al relativamente escaso pero valioso conocimiento que se ha generado al respecto en el país, se puede discutir en diferentes foros los cambios observados, disminución considerable de lluvia, problemas en el control de plagas (malezas, insectos principalmente) en los sembradíos producto de sequías o lluvias excesivas, así como aumentos en las temperaturas ambientales en regiones específicas permitiendo el diseño de escenarios a corto, mediano y largo plazo.

La Providencia ha sido muy generosa con Santa Cruz y su zona de influencia, primeramente por dotarla del capital natural básico como bosques, pampas, aguas dulces, una biodiversidad impresionante y la interacción humana de un pueblo laborioso, agricultor como los chané relacionados luego con los agresivos, valientes y pragmáticos guaraníes. Queda claro que el principal capital natural que la naturaleza nos brinda son los montes o bosques que son fundamentales para que el clima, el agua, la salud y los medios de subsistencia se proyecten beneficiosamente en el tiempo.

El suelo provee nutrientes, garantiza el secuestro y almacenamiento de carbono, pero solo bien manejado optimiza las reservas de agua, el ciclo de nutrientes y la riqueza y reserva de la biodiversidad.

Para satisfacer las necesidades de los cultivos, la crianza ética de animales y el bienestar de la población se debe hacer lo necesario para garantizar el principal capital natural (bosque, suelo, agua). De acuerdo a los modelos climáticos para la zona estamos en un punto crítico con relación al fenómeno que nos ocupa, sin embargo la ecuación perfecta para que se den eventos ambientalmente trágicos está dada gracias a la incompetencia y falacia oficial y a la avaricia de los traficantes de tierras y seudoagropecuarios que anteponen intereses especulativos al propio bienestar de la actividad y comunidad agropecuaria honesta, decente e inteligente de esta parte del país.

El 86% de los desmontes de los últimos años se han producido en el departamento de Santa Cruz, de los que más del 67% son ilegales y arbitrarios. De 2002 a 2020, Bolivia perdió 3,02 millones de hectáreas de bosque primario húmedo. Sumando todo tipo de bosques, entre 2001 y 2020, Bolivia perdió 6,11 millones de hectáreas de cobertura arbórea. Eso implica unas 2,67 gigatoneladas de emisiones de CO₂ a la atmósfera que no se habrían producido de haberse evitado esta deforestación (fuente BBC).

De seguir así, en poco menos de 10 años la principal actividad del Oriente boliviano ya no será la de recrear la vida cultivando y criando, y será la de languidecer viendo reinas de la leche, de la soya, del chorizo portachueleño, etc., con coronas de plástico.

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